Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo,
Human & Nonhuman Communication Lab,
Facultad de Comunicación,
Universidad Anáhuac México
El cine siempre ha sido un espejo de la condición humana. Sin embargo, en la era de la inteligencia artificial, ¿qué sucede cuando ese reflejo deja de ser genuino y se convierte en una simulación de la perfección?
Películas como The Brutalist han llevado la tecnología al extremo, utilizando IA para modificar acentos y rejuvenecer rostros, alterando la percepción del tiempo y la identidad en pantalla. ¿Estamos ante un avance artístico o una manipulación que desvirtúa la esencia del cine?
McLuhan y la Transformación del Mensaje
Marshall McLuhan decía que "el medio es el mensaje", es decir, la tecnología no solo cambia la forma de contar historias, sino que modifica nuestra relación con ellas. Si los actores nunca envejecen, si las voces son corregidas por algoritmos, ¿seguimos conectando con la verdad de la experiencia humana?
¿Perfección Técnica o Expresión Humana?
Desde una perspectiva antropológica y ética, el cine ha sido una forma de capturar la belleza de nuestras imperfecciones. La obsesión por la perfección técnica podría desplazar la emoción genuina, convirtiendo el arte en una producción calculada y sin alma.
El Riesgo de un Cine Algorítmico
Más allá del impacto en la autenticidad, la IA amenaza con reducir la creatividad a patrones predefinidos, repitiendo fórmulas optimizadas para el mercado en lugar de explorar nuevas formas de expresión. Si el cine se convierte en un producto generado por algoritmos, ¿qué pasará con la diversidad de historias?
¿Queremos un cine perfecto o un cine que nos haga sentir?
Hollywood debe preguntarse hasta dónde quiere llegar con la IA. La audiencia, por su parte, también tiene un papel clave: ¿preferimos imágenes impecables o historias que nos conmuevan? La respuesta definirá el futuro del cine y, quizás, también el de nuestra humanidad.
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